La vida es como un grupo de WhatsApp que no puedes abandonar
- Sara Pastor
- 24 sept
- 2 Min. de lectura

A veces siento que mi vida es como ese grupo de WhatsApp al que nunca me uni realmente… pero ahí estoy.
Ese chat tiene 87 mensajes sin leer, notas de voz eternas, memes que ya no están trending y un silencio incómodo cuando por fin escribes algo.
Lo curioso es que no hay botón de “salir del grupo”. Puedes silenciarlo por ocho horas, pero cuando vuelves hay 347 mensajes nuevos y alguien discutiendo con alguien por algo que ya no recuerdas, o que no le encuentras sentido.
Notificaciones que no paran (ni en domingo)
La vida, como esos grupos, manda mensajes en el peor momento, justo cuando vas a dormir, cuando estás tranquila o cuando por fin te embadurnas en crema la cara y las manos y no puedes tocar el celular.
Y ahí aparece: el trabajo, la familia, los dramones, las exigencias, la ansiedad existencial o el recordatorio de pagar algo que ni sabías que existía.
También están los miembros que nunca escriben, pero parecen juzgarlo todo. No dicen nada, pero sabes que están leyendo tus movimientos vitales con el ceño fruncido y la lengua ready para masacrar.
Y por supuesto, los temas repetidos en bucle, como en esos grupos donde cada semana alguien pregunta “¿a qué hora era la reunión?”. (La vida también tiene esas conversaciones circulares).
Nosotras, las mujeres, solemos terminar siendo las administradoras del grupo, organizamos, mediamos, cuidamos, sostenemos.
Mientras respondemos los mensajes de todos, los nuestros corren el peligro de acumularse sin leer en el fondo de la bandeja emocional.
Y cuando por fin abrimos uno, ya tiene 5 respuestas automáticas de culpa adjuntas.
El pequeño acto de rebeldía es no contestar. Para mí, aquí va la parte liberadora. No puedes salirte del grupo, pero no tienes que contestarlo todo, ni ahora, ni perfecto.
Al ser las administradoras del grupo te da la ventaja de accionar, puedes silenciar las discusiones emocionales, sacar algunos miembros por tóxicos, archivar los dramas que ya no te tocan, o incluso cambiarle el nombre al grupo a algo más realista.
A veces basta con leer en diagonal, sonreír… y seguir con tu día.
La vida es un grupo de WhatsApp caótico, ruidoso y eterno. Y a la vez maravilloso
Pero no estás aquí para estar disponible todo el tiempo.
Estás para aparecer cuando puedas, reírte de los memes, borrar los mensajes que ya no te representan…y poner el celular boca abajo mientras bailas un rato, te tomas algo disfrutando de un atardecer o mirando las manchas de humedad del techo buscando figuras abstractas.
Se la administradora de tu chat y disfruta de tu vida.
Te quiero siempre
Sara Pastor , una mujer que no caduca.



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